Quevedo

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PULSA SOBRE LA IMAGEN (GLOG)

sábado, 3 de enero de 2015

Ex aequo

De entre todas las flores del cementerio surgió una rara avis cultivada entre restos de podredumbre y asfixiante atmósfera. Cauterizada por el aroma corrupto de la vida descompuesta, suponía un elemento levemente cacofónico entre las aristas plateadas del silencio. Gris piedra y naturaleza muerta enmarcaban el morado de su corazón hirsuto de vegetación minúscula. Latía en piedra de armazón ampulosa, cuarteada por los nichos abandonados, por los capiteles de las infraestructuras desmoronadas y los panteones de la ampulosa pretensión de pervivir en piedra el recuerdo efímero de la carne. Allí la flor, allí el silencio regándola, allí los pasos divagando sobre la absurda conceptualización del tiempo.