Castigarmientendimiento: verso satírico de Francisco de Quevedo. Bienvenidos a Castigarmientendimiento, un lugar para que la razón no sufra (si es que esto se ha mal entendido), sino que se flexibilice (si es posible). Se ofrecerá con ello alguna reflexión sobre el arte de escribir, la condición contradictoria del escribiente y la labor imprescindible y crítica del lector. Se suman materiales complementarios para escolares.
viernes, 2 de septiembre de 2011
No es país para timos
En ciertas ocasiones, numerosos sectores comerciales se empeñan en tratarnos como idiotas. Lo hacen avituallando concienzudamente a la prensa, conchabándose asimismo con tres críticos que edifican su prestigio bajo la sombra de una publicación de amplia tirada, y orquestando en suma el soniquete chirriante de la publicidad insidiosa y continua. De tal mejunje intragable solamente puede surgir como parece evidente un engendro que alimenta a su mascota: la alegre y paralítica estulticia. Un servidor, pagado a veces con recuerdos de una ya lejana infancia, tuvo la ocurrencia de martirizarse y martirizar a su inocente familia con un prometedor visionado: el estreno de esa COSA llamada SUPER 8, vendida como un homenaje dignoy eficaz a películas comerciales pero efectivas que recrearon nuestras almas de niños inocentes (quién diría que lo éramos) décadas atrás. Esas películas de mensaje bonachón y final bienpensante y constructivo que hubiesen gustado a La Fontaine y desquiciado a Maturin. Craso error, craso erro, diría un conocido mío. Aburrida, predecible, groseramente hollywodiense (el uso y abuso de efectos especiales, no por común en nuestro pan diario, deja de resultar menos vomitivo). Las marionetas de los personajes, un grupo de amigos de corazón puro y espírito aventurero, en un mundo en el que en bien prosperará inevitablemente contra un mal irredento, resultan tan predecibles como mal construidas: chico quiere a chica, que es sorpresivamente también querida por otro amigo, y chicos y chica miran al mundo de adultos que se odian para al cabo ser amigos. El monstruo- alien es un pobre bicho de buen corazón al que le han hecho pupa, por cierto. Eso sí: su bondad no impide cierta pestilencia corporal, como sin duda demuestra la huida misteriosa de todos los perros del pueblo. Asimétricamente construida (pasa de todo y no pasa nada), nos agota sin olvidar salpicarnos de incongruencias varias (explicaciones intragables, espectaculares accidentes con supervivientes inexplicables, basura visual que no lleva a ninguna parte). En suma: una tremenda estafa de mano de unos que dicen que saben algo de cine. Ya sé que pensáis: tragamos lo que buscamos (si hubiese frecuentado a Cukor o Wilder, no pasaría eso). Pero a veces, no sé por qué, nos da por hacer el tonto. Por cierto, el verano bien, gracias.