Quevedo

Quevedo
PULSA SOBRE LA IMAGEN (GLOG)

jueves, 10 de febrero de 2011

Para tener un cine de autor se requiere un universo social, pequeñas salas y cinematecas que proyecten los clásicos y frecuentadas por los estudiantes, cineclubes animados por profesores de filosofía, cinéfilos formados en la frecuentación de dichas salas, críticos sagaces que escriban en los Cahiers du cinéma, cineastas que hayan aprendido su oficio viendo películas de las cuales pudieran hablar en estos Cahiers; en pocas palabras, todo un medio social en el cual determinado cine tiene valor, es reconocido.Son estos universos sociales los que hoy están amenazados por la irrupción del cine comercial y la dominación de los grandes difusores, con los cuales deben contar los productores, exc epto cuando ellos mismos son difusores: resultado de una larga evolución, hoy han entrado en un proceso de involución. En ellos se produce un retroceso: de la obra al producto, del autor al ingeniero o al técnico que utiliza recursos técnicos, los famosos efectos especiales, y estrellas, ambos sumamente costosos, para manipular o satisfacer las pulsiones primarias del espectador (a menudo anticipadas gracias a las investigaciones de otros técnicos, los especialistas en marketing).Reintroducir el reino de lo comercial en universos que se han constituido, poco a poco, contra él, es poner en peligro las obras más nobles de la humanidad, el arte, la literatura e incluso la ciencia.No creo que alguien pueda querer esto realmente. Recuerdo la célebre fórmula platónica: Nadie es malvado voluntariamente. Pierre Bourdieu.