Quevedo

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PULSA SOBRE LA IMAGEN (GLOG)

miércoles, 16 de febrero de 2011

Reflexión sobre lo que no es la ortografía

La ortografía no es un castigo divino que como plaga centenaria cae sobre los alumnos. No es un sinsentido de marcas gráficas, ni de normas mecánicas y cansinas embuidas en retahílas de cotranormas (con leer un poco todos los días nos libraríamos de su eterna consulta), ni de letanías de decenas de procedimientos y exclusiones, ni de lucimiento de unos pocos como Juan Ramón o García Márquez que se pueden permitir el lujo de burlarse de ellas (nos moleste o no, no puede escribir cualquiera Diario de un poeta recién casado)
Puede que sí sea una cuestión de educada prosodia, de necesaria cadencia, de idónea herramienta para distinguir vocablos terriblemente parecidos (la homonimia nos da testimonio), de pulimiento del idioma (no soy accionista de la RAE). Os pongo por testigos que no sujeto ningún estandarte conservador y mucho menos proteccionista; sí hay que erradicar algunos sinsentidos (por mí, el futuro de subjuntivo puede morir). Pero de ahí, a la dejadez y la ininteligibilidad absoluta, en la que todos en un ejercicio absurdo de involucionismo usamos un lenguaje descalabrado, hay un gran paso.